LA REVOLUCIÓN RUSA 1917
A pesar de que Rusia había desarrollado ciertas industrias en Moscú y San Petesburgo, su economía seguía siendo predominantemente agrícola. La mayor parte de la población era campesina y la mayor parte de los soldados eran campesinos, una guerra prolongada significaba la ruina para ellos porque no podían trabajar sus tierras. En las ciudades, la crisis económica se traducía en huelgas y agitaciones cotidianas, por el descontento hacia un régimen autoritario. En 1914 el régimen zarista, estaba en crisis, su entrada en la guerra mundial y las derrotas militares frente a los alemanes, habían provocado: pérdidas territoriales, pérdidas económicas y miles de vidas humanas.
Durante 1916, los soldados y los obreros comenzaron a formar consejos o soviets que desafiaban abiertamente la autoridad del zar.
En febrero 1917, el descontento contra el zarismo (Zar era el emperador ruso) crecía. Los socialistas organizaron una Revolución donde el ZAR Nicolás II terminó por abdicar (renunciar. Rápidamente se organizó un gobierno provisional cuyo líder más destacado era Alejandro Kerenski., perteneciente al partido Liberal- socialista. Su objetivo era establecer una democracia parlamentaria.
Las consecuencias de la Revolución
Sin embargo, los problemas continuaban: la crisis social y económica continuaba. Los soviets se habían convertido en un poder paralelo que tenían como centro San Petesburgo. Los soviets eran socialistas cuyo partido llamaron “bolchevique”, liderado por Vladimir Ulianov, alias Lenin.
Lenin inspirado en las ideas de Marx (filósofo alemán que defendía la “lucha de clases”) pensaba que la revolución iniciada en febrero debía convertir en una revolución social y obrera. Para cumplir este objetivo era necesario buscar la paz internacional, distribuir las tierras entre los soviets y entregar al control obrero el manejo de las fábricas.
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